En 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, la flota alemana está causándole a los Aliados un gran número de bajas. Los submarinos de Hitler hunden cientos de barcos gracias a un sistema de comunicaciones llamado «enigma», que permite establecer con extraordinaria exactitud la posición de los objetivos que hay que destruir. Un capitán norteamericano ha conseguido, sin embargo, detectar que las señales del codificador «enigma» proceden de un submarino alemán averiado, el U-571, que se encuentra en mitad del Atlántico Norte. Rápidamente, un grupo de oficiales aliados que se hacen pasar por alemanes, son enviados para reducir a la tripulación del U-571 y apoderarse del codificador con el fin de interceptar las comunicaciones alemanas.